martes, 5 de abril de 2011

LA TORRE DE BABEL ERA UNA NAVE O VEHÍCULO DE CONCIENCIA

LA TORRE DE BABEL ERA  UNA NAVE O VEHÍCULO DE  CONCIENCIA

La Torre del antiguo Babel fue construida para que sirviera como una nave o medio de trasporte, o más bien dicho, como un Vehículo de conciencia. Cuando leemos el relato  de la antigua Torre de Babel en el Génesis, en donde se habla de un poderoso cazador llamado Nimrod; el cual es señalado en la historia como el primer gobernante de la antigüedad,  a menudo se piensa de él como un hombre con carácter de niño caprichoso, ignorante  y soberbio que se enfrentó a Dios,  porque no sabía lo que hacia. O  como un estúpido que creyó que el cielo estaba tan bajito, que podía llegar a Dios, mediante la construcción de una  gran estructura de ladrillo quemado.
Podemos pensar que fue un acto infantil y sin ninguna importancia, pues, ¿A dónde podría llegar, y qué podría lograr construyendo un edificio por muy alto que lo hicieran? Además, ¿Cómo podría Dios ser afectado por actos tan estúpidos como esos? Sin embargo, vemos que las acciones de los humanos fueron tomadas muy en serio,  toda vez que Dios decidió enfrentarlos con severidad; pues eran actos, supongo de mucha peligro  para los dioses.
Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos: Si Dios, como se señala en la Biblia, enfrentó directamente a los hombres  de Babel, para confundirlos y esparcirlos sobre la faz de la tierra. ¿Cuál era el temor de Dios? Porque es evidente que Dios estaba preocupado de que los humanos como estaban, en unidad de castas, religión y lenguaje, en palabras de Dios mismo, los hombres podrían lograr lo que se propusieran, inclusive, alcanzar la morada de Dios.
 ¿Realmente los humanos amenazaron la integridad de Dios? ¿Qué clase de Dios podría ser amenazado por la obra del hombre? De acuerdo al conocimiento que tenemos ahora del universo, sabemos que  ninguna construcción, por muy alta que haya sido, pudo alcanzar de ninguna manera la morada de Dios; por lo que se deducen tres situaciones: que se esté hablando de una simple metáfora, de una fabula literaria, o ya de plano, que no se trata del Dios creador original, sino como se narra en las tablillas sumerias, se trate del dios anunaki extraterrestre de los sumerios. Según las investigaciones de un protolinguista, (Estudiante de lenguas antiguas) la palabra, Torre, no solo tenía el significado de un edificio o alta construcción; sino también el de una Nave o Vehículo, muy diferente a la idea generalizada que hoy se tiene acerca de una torre o templo moderno. Al profundizar  más sobre el significado de las palabras de éste científico, en las que asegura que la palabra Torre, antiguamente tenían la idea de, Nave,  o Vehículo, pude ver que era una postura bastante aceptable; ya que las palabras, Nave, o Vehículo, en un concepto más abstracto, nos dan la idea de: Viaje, Conexión,  comunión o contacto. Es decir, viajar para lograr una conexión, un contacto o comunión con Dios. No física por cierto, sino mental o espiritual. 
En la actualidad, aunque no siempre somos conciente de ello, las Iglesias, Templos y Mezquitas, son construidos con la misma  intención; con la idea de comunicarnos, de conectarnos con Dios. Así que, toda construcción que sea  con el fin de reunirse, comulgar o procurar la comunión, o conexión con el mundo celeste o con Dios, significa también viajar en el espacio y el tiempo; viajar con la mente y la conciencia para alcanzar la conexión con  lo  Divino. Y en este sentido, la palabra Torre, Iglesia, Templo o Mezquita, son también Naves o vehículos de conciencia; porque con ellas y en ellas, el hombre continúa intentando llegar a Dios, y hacerse uno con Él. Esa era la verdadera intención de los  constructores de la torre de Babel. Construir un templo o vehículo de conciencia  para comulgar en unidad y conectarse con la conciencia divina.
Aquí también se requieren preguntas: ¿Cuál era el problema entonces? ¿Era el verdadero Dios creador del universo el que se negaba a aceptar a que el hombre se dispusiera a trabajar para alcanzar  la conciencia divina?  ¿O era el dios humano extraterrestre anunaki de nombre Elil al que la Biblia esta haciendo alusión?
La palabra clave en todo esto, y a la que Dios le temía, según la Biblia y según las tablillas sumerias, era “Unidad, y/o Congregar”, ahí estaba el peligro real, en la unidad de aquellos primeros pueblos. Ellos sabían que la unidad era la clave para alcanzar todo lo que se propusieran, inclusive, poder ir  al mundo celeste o morada espiritual de los dioses. Digo dioses,  porque en aquella época no existía aún la idea monoteísta de un solo Dios, sino la idea politeísta de muchos dioses. Al parecer y de acuerdo al relato del génesis, estos humanos primitivos pretendían tomar por asalto el reino de los cielos o morada de los dioses. Pero de acuerdo al relato, Dios no estaba de acuerdo con los humanos. Por eso, cuando el Señor de los cielos se enteró del plan que tenían los  hombres, descendió a la tierra, y esto fue lo que dijo:
“Toda la tierra tiene un solo idioma y un mismo lenguaje. (Esto también quiere decir, una sola fe, una sola creencia y una sola religión)  Pero aconteció que al emigrar del oriente, encontraron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros: Venid,  hagamos adobes y edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al  cielo. Hagámonos un nombre, no sea que nos dispersémonos sobre la faz de toda la tierra” Génesis 11: 1—4.
Por lo que acabamos de leer, nos damos cuenta que los humanos  tenían temor de ser dispersados por toda la tierra. Estaban nerviosos por la posibilidad de ser dispersados. La dispersión era lo que ellos temían, pues por la unidad, podrían lograr todo lo que ellos quisieran; en la unión se encuentra la fuerza para derribar fronteras,  y un pueblo unido, nos dice la experiencia,  no puede ser vencido. Por eso, la inquietud de los dioses,  no era por la torre en sí misma, sin por la intención implícita que llevaba aquella unidad: Un solo idioma,  las mismas palabras, la misma fe, la misma creencia y la misma religión, ahí estaba el poder de los hombres. Y la única opción fue confundir sus ideas y dispersarlos. Los dioses  sabían, que la única forma de evitar que alcanzaran sus objetivos  era dividiéndolos, y así lo hicieron. El relato dice: “Yahvé (Enlil, el principal de los anunaki)  descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres. Entonces dijo: He aquí que este pueblo está unido, y todos hablan el mismo idioma. Esto es lo que han comenzado a  hacer, ahora nada les impedirá  hacer lo que se proponen. Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su leguaje, para que nadie entienda lo que dice su compañero. Así los dispersó Yahvé sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad, y el nombre de dicha ciudad fue Babel, porque Dios confundió allí los lenguajes” Génesis 11: 5—9.
En realidad, la ciudad de Nimrod estaba formada por ocho ciudades dispersas: cuatro en la región de Sinar, en donde se encontraba Babel, y las otras cuatro en la región de Asiria. Las ocho ciudades unidas en un mismo ideal. Era la unidad de la esperanza para ellos; esperanza de alcanzar la unidad con los dioses. Estos señores, llamados dioses, sabían  que el secreto para alcanzar y lograr cualquier cosa que los humanos se propusieran, era  la Unidad. Ahí se encuentra la fuerza para alcanzar lo que se proponían. Inclusive, hasta llegar al cielo, es decir, a la morada de los dioses.
 ¿Alguna vez se han puesto a pensar por qué Dios hizo eso? Es decir, ¿Por qué confundirlos y  dispersarlos para truncar sus propósitos de hacerse uno  con ellos?  ¿Acaso la unidad  no es el principal fundamento para alcanzar la vida eterna, según la doctrina cristiana y de cualquier otra religión?  Entonces, ¿Porqué Dios no consintió aquella unidad, cuando parecía tan perfecta para lograr lo que se propusieran, según palabras de Dios mismo? El plan de Dios de levantar al hombre del plano terrenal y trasportarlo al mundo espiritual, tiene que darse por medio de la unidad, del religar del hombre con el hombre en una misma lengua, en una misma idea y en un mismo pensamiento. ¿Por qué entonces Dios actuó en contra de aquellos pobres hombres? ¿Por qué evitó entonces lo que ahora está tratando lograr mediante la unidad religiosa?  ¿Por qué, según la Biblia, Dios se sentiría  amenazado por las aspiraciones de aquellos  estúpidos y tontos humanos, si también sabía, como lo sabemos ahora, que ninguna construcción, por alta que fuera  podría llegar siquiera a la luna, que es la morada celeste más cercana conocida?
Si los hombres no lo sabían, los dioses debieron haberlo sabido, que esa construcción no sería suficiente para que los humanos lograran lo que se proponían. ¿Por qué entonces dios o los dioses se sintieron amenazados? ¿Qué fue lo que los motivó, en tal caso, para  intervenir en contra de los planes de los humanos? La  respuesta la encontramos en la fuerza de la unidad de un pueblo, en el poder de un solo lenguaje, y en la fuerza de convocatoria que existe en  una sola religión, en una sola creencia  y en un mismo propósito. Ahí se encontraba el poder y la fuerza para alcanzar todo lo que se propusieran.
Pero los dioses les cerraron el paso y desmoronaron ese poder de los humanos, al confundir su lengua, es decir, sus ideas, y esparciéndolos para que jamás pudieran lograr la unidad con ellos, sus dioses creadores.
Todavía tenemos que seguir preguntándonos--¿Por qué  el Padre creador haría eso con sus amados hijos? Por otro lado, y de acuerdo al concepto que tenemos ahora del Dios creador universal, que no se trata de un ser, de un señor o de una personalidad o entidad individual, sino de un TODO  que contiene al universo entero--¿De qué dios o dioses  está hablando la Biblia entonces? De una cosa debemos estar seguros y ciertos, que no se trata de ninguna manera del Dios creador original, por que él Padre universal no pudo  haberles hecho ese terrible mal a los humanos. Retrasarlos en su ascenso haca la conciencia superior, y por consiguiente, limitarlos  en su evolución espiritual. Esto no lo hizo el Dios creador original. Esto parece más bien la obra de dioses comunes  y corrientes y no la obra del Dios de los cielos. En este relato como en muchos otros del génesis, parecen tener más sentido lo que se narra en las tablillas sumerias. Ahí se dice que fueron  los dioses  Anunaki, los que vinieron del cielo a la tierra y crearon a los humanos mediante la manipulación genética. Estos fueron los dioses que enfrentaron a los humanos en sus aspiraciones de quererse unir  a ellos, de ser uno de ellos. La pregunta final sería: Este templo, nave o vehículo, ¿lo querían para comulgar con el plan divino y alcanzar una conciencia superior, o era una real  y verdadera nave espacial en donde se proponían viajar al planeta Nibiru, planeta original de los dioses anunakis? Esta es la más probable de las cuestiones. Querían construir una nave para viajar al planeta natal  de sus dioses progenitores, pero estos dioses anunakis o extraterrestres, como siempre entraron en conflicto nuevamente con los pobres e indefensos humanos y desbaratar sus planes.

Así que, hago mía la idea de que la palabra Torre,  significa Nave, o vehículo, porque en ella, los hombres  pretendían trasportarse a la morada de los Dioses por medio de la unidad y las palabras que hablaban. Si esta transportación no era literal o física, que es lo más probable, entonces estaríamos frente a un asunto de unión mental o comunión espiritual. Tal vez a través de las palabras que  formaban parte de un antiguo lenguaje de luz, conocido ahora como Mantras, o Lenguaje Sagrado; el cual hace posible llevar al hombre a elevados  niveles de conciencia; por lo que es posible lograr la transfiguración de los cuerpos  físicos en cuerpos de Luz. Las Pirámides de Egipto, también fueron construidas con ese mismo propósito: Atrapar y atraer las energías cósmicas y espirituales. Una Pirámide es una fuente de energía cósmica, que prepara al hombre para viajar hacia la morada de los Dioses, en un viaje espiritual, por lo que también son vehículos de conciencia. Los Templos, Iglesias y Mezquitas, con sus cúspides hasta el cielo, no son escaleras de piedra para llegar a Dios, como se creía que era la torre de Babel, sino Vehículos para la conciencia Espiritual.
 En nuestro tiempo, también se siguen edificando Vehículos o medios de trasporte para alcanzar a Dios. Religamos en unidad los unos con los otros, usando más o menos el mismo lenguaje, tratando de encontrar la comunión con Dios, mediante nuestra alma,  mente y espíritu. Comunión significa  conexión, conexión con lo divino, y para que se de la conexión es necesario viajar, trasladarse hacia otros estados de conciencia, viajar hacia el interior de nosotros mismos, que es la morada del Dios creador original.  ¿No es eso lo que pretendemos cuando nos conectamos con Dios, en mente y corazón a través de la oración,  la meditación y la palabra que se escucha en Templos, Iglesias, Mezquitas o cualquier otro centro de reunión? En este sentido, todas las construcciones que se usan para la adoración de Dios, también son naves  de trasportación  o vehículos de la conciencia. 

Se ve hasta contradictorio el relato de la torre de Babel cuando lo comparamos con otros pasajes de la Biblia que hablan de la unidad como tema principal para la reconciliación del hombre con Dios. Por ejemplo, se dice de Abrahán: “Pues Abrahán de seguro llegará a ser una nación grande y poderosa, y todas las naciones de la tierra tendrán que bendecirse por medio de él” dice en Génesis 18: 18. Y luego agrega: Miren ¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos moren juntos en unidad! Salmos 133: 1.
En el Nuevo testamento se dice: “Ustedes que estaban en aquel tiempo sin Cristo, alejados del Estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa, y no tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo. Pero ahora en unión con Cristo Jesús, ustedes los que en un tiempo estaban lejos, han llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra  paz; el que hizo de los dos grupos uno solo, y destruyó el muro de en medio que los separaba. Por medio de su carne abolió la enemistad, la ley de mandamientos que consistía en decretos, para crear  de los dos pueblos, (Israel y el resto del mundo)  en unión consigo mismo un solo hombre nuevo, y hacer la paz” Efesios 2: 12—15.
Por todos lados tenemos ejemplos de la unidad, porque en  la unión de la unidad se encuentra el poder. La debilidad que termina en el fracaso resulta de la división. Dios es un todo, y cualquier hombre que sienta el espíritu de separación del resto de los humanos, fracasará en su intento por alcanzar a Dios, que mora en su propia alma interior. 

En la unidad está el poder y la fuerza para lograr cualquier cosa que nos propongamos. Así lo percibieron los Anunaki y así lo comprendemos ahora nosotros: En  la unidad de la hermandad, y en la misma actitud mental, y hablando el mismo lenguaje, se encuentra el secreto para lograr el contacto o conexión con Dios. De ahí las palabras: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
No podemos afirmar si fue real o se trató de una metáfora, lo que pasó en  el año 33 e C., en el día del Pentecostés, en cualquiera de los casos, es una indicación o ilustración de  que todas las lenguas que en Babel fueron confundidas y esparcidas, finalmente volvieron a unirse en aquel evento, como si se estuviera revirtiendo el proceso de la confusión a la Unidad  de todos los lenguajes, para volver a formar uno solo, como en el principio: El lenguaje de la Unidad y de la Luz. Enseñar el uso de un solo lenguaje, el lenguaje del amor y el perdón entre los hombres; el lenguaje de una  sola fe, una solo creencia y una  fraternidad  Universal. Sin embargo, con el correr del tiempo, esa pretendida unidad volvió a caer en la confusión  de las palabras, provocando  la dispersión que aún persiste en nuestros días.


LA  DISPERSIÓN DE LA BABEL  MODERNA: Quince siglos más tarde, después de haber prevalecido en una unidad relativa, se vuelve a presentar el síndrome Babel entre los hombres. La unidad del lenguaje cristiano entra en confusión y comienza a darse la fragmentación y  dispersión por toda la tierra, como ocurrió en la Babel antigua. Ahora  no fueron los dioses, los que produjeron la confusión y la consecuente división de las ideas, lo hicieron los  supuestos representantes  legales de esos dioses Anunaki.
A partir de las protestas del Sacerdote  Católico Martín Lutero, el lenguaje de la unidad se perdió; y entre la confusión de las palabras, el hermano no entendía las creencias de su otro hermano; y al no compartir la opinión de las ideas de sus líderes religiosos, cada quién partió por un camino diferente, según fueron sus ideas y sus creencias, llegando así a  esparcirse  por la tierra;  Como bien lo expresa el gran escritor libanés, Gibran Jalil Gibran, al decir: “Los hombres han cambiado la religión por  las creencias”. Y así fue como los hombres, al ya no creer en el lenguaje de su compañero, deciden separarse para hablar su propio idioma; su propio y particular concepto de la verdad, y rechazar la verdad de sus  hermanos.
Esta confusión no solo le aconteció al cristianismo, sino a todas las religiones del mundo. Así vemos, que la Torre de Babel  es como una ilustración  para otros tiempos y espacios. Inclusive,  el fenómeno o síndrome Babel, puede darse a nivel de países, cuando se rompe el dialogo entre las partes, obstaculizando todo acuerdo para dirigir al  Estado. En la misma familia, debido al orgullo, la ignorancia y la cerrazón. Y hasta a nivel personal, cuando presa somos de la confusión, la división y el rompimiento de las relaciones con los demás; debido a la diversidad de creencias, ideas y opiniones.
De acuerdo a lo que hemos  estudiado y analizado, la realidad, es que  no encontramos ninguna diferencia entre el dios de la Biblia y los dioses sumerios. Y no nos debe extrañar, ya que en ambas historias y narrativas se cuenta lo mismo.  No fue  el Dios creador original quien  creó al hombre, sino los dioses sumerios. En ambos registros se sostiene el hecho de la conspiración para mantener al hombre en la ignorancia. En la Biblia no se dice el motivo o por qué dios desea que el hombre permanezca ignorante;  pero en los registros sumerios se aclara que fue por motivos de mantenerlos dóciles y mansos, para que no se revelaran al ser usados como servidores de ellos. 

Cuando uno de ellos llamado Enki, conocido también como la serpiente tentadora o reveladora de misterios, les abre los ojos de la razón a los hombres, el dios mayor llamado Enlil lleno de cólera los expulsa del jardín. Caín también fue expulsado a una tierra lejana al otro lado del océano al  matar a su hermano Abel por aquellos mismos dioses. Se cree que fue a America, donde se salvaron de la inundación por sí mismos.
Cuando vino el diluvio, Enlil no quería que los humanos supieran de ese desastre cataclísmico para que todos perecieran sin excepción alguna. Fue otra vez Enki, quien rompió el juramento de no revelar el misterio del diluvio  a los terrestres, para que se salvaran, fue a su hijo Siusudra, hijo que había procreado con una terrestre,  a quien le reveló el misterio y le dio instrucciones para que construyera un submarino. Este hombre vendría a ser el Noe Bíblico. Y una vez más, después del diluvio, en las tierras de sinar, se da la última confrontación entre los humanos y los dioses extraterrestres, por la construcción de una supuesta torre llamada Babel, en la cual los humanos pretendían viajar a la morada de los dioses, pero estos  lo impidieron porque no deseaban compartir con los humanos sus moradas.
Como podemos ver, es la misma historia. Lo que nos hace suponer, que la Biblia fue una transcripción literal de las tablillas sumerias, y por consiguiente, se trata de los mismos dioses de sumer, dioses extraterrestres o señores Anunaki. Los que vinieron del cielo a la tierra. Llamados también Elohim, que significa lo mismo. Finalmente, esto nos lleva a concluir, que el Dios creador original, creador de todo cuanto existe lo tenemos dentro, y es ahí en nuestro propio interior en donde lo tenemos que encontrar.
Pueden leer  “El libro perdido de Enki” para que hagan sus propias comparaciones. Pueden  bajar el libro gratis de Internet.

1 comentario:

  1. Raúl, que interesante artículo. Veo que lo has publicado el 2011. Solo quiero decirte que al ser educada en colegio católico y padres muy devotos, ya desde mi adolescencia me pareció muy extraña las reacciones de "Dios" en la Biblia, como el hecho de Moisés vagar 40 años en el desierto junto al pueblo de Israel, donde los angeles del señor los hacían trabajar para buscar oro. Oro!!! Para que un ángel de "Dios" va a querer imágenes de oro..... Siempre pensé que la torre de Babel fue una nave, un cohete,o una máquina del tiempo. Felicitaciones por tu artículo. Saludos, Marianela

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